Meditación con Bhante H. Gunaratana: Los 5 obstáculos que puedes encontrarte durante la práctica y cómo superarlos

El reconocido monje budista Bhante H. Gunaratana comparte en su libro Empezar aquí, empezar ahora diversos consejos y experiencias para iniciarse y profundizar en la práctica del mindfulness. En este fragmento, Gunaratana expone los diversos obstáculos que puedes encontrarte durante la práctica y cómo puedes resolverlos.

Las distracciones vienen en todos los tamaños, formas y sabores. A una categoría de las mismas tradicionalmente se las denomina obstáculos, porque en cierto sentido bloquean el desarrollo de ambos componentes de la meditación: la atención y la concentración. Pero aunque las llamemos obstáculos, eso no significa que deban ser reprimidas, evitadas o condenadas. Todo lo que tenemos que hacer es verlas y trabajar con ellas, en cada una de sus cinco formas principales.

  1. Deseo

Supongamos que te has distraído con alguna experiencia agradable durante la meditación. Podría ser una fantasía agradable o un pensamiento de orgullo. Podría ser un sentimiento de autoestima. Podría ser un pensamiento de amor o incluso la sensación física de dicha que viene aparejada con la experiencia de meditación en sí misma. Sea lo que sea, lo que sigue es el estado de deseo..., de obtener lo que sea en lo que hayas estado pensando, o deseando prolongar la experiencia que estás teniendo. Sea cual sea su naturaleza, debes gestionar el deseo de la manera siguiente.

Observa el pensamiento o la sensación a medida que surge. Sé consciente del estado mental de deseo que lo acompaña como una cosa separada. Fíjate en el grado exacto de ese deseo. Luego fíjate en cuánto tiempo dura y cuándo desaparece finalmente. Cuando lo hayas hecho, vuelve a prestar atención a la respiración.

Una cosa que debes tener en cuenta, es que el anhelo y el deseo también pueden ser dirigidos a cosas que normalmente consideramos como virtuosas o nobles. Puedes experimentar el deseo de perfeccionarte a ti mismo. Puedes sentir ansia de una mayor virtud. Incluso puedes desarrollar un apego a la dicha de la experiencia de la meditación misma. Es un poco difícil desprenderse de esos nobles sentimientos. Al final, sin embargo, no es más que codicia. Es un deseo de gratificación y una forma inteligente de ignorar la realidad del momento presente. Pero la práctica ha de continuar incluso con estos nobles sentimientos. Toma nota y regresa a la respiración.

2. Aversión

Supongamos que te has distraído a causa de alguna experiencia negativa. Podría ser algo que temes o una preocupación persistente. Puede ser culpa, depresión o dolor. Cualquiera que sea la sustancia real del pensamiento o sensación, te encuentras rechazándolo o reprimiéndolo, tratando de evitarlo, resistirlo o negarlo. Lo que debes hacer aquí es esencialmente lo mismo que antes. Observa la aparición del pensamiento o sensación. Observa el estado de rechazo que llega con ellos. Calcula el alcance o grado de ese rechazo. Mira cuánto dura y cuándo se desvanece. Luego devuelve la atención a tu respiración.

3. Letargo

Esta sensación puede aparecer en distintos grados e intensidades, que van desde una ligera somnolencia hasta un completo letargo. Estamos hablando de un estado mental, no físico. La somnolencia o fatiga física es algo muy diferente y, en el sistema budista de clasificación, se consideraría una sensación física. El letargo mental está estrechamente relacionado con la aversión en el sentido de que es una de las pequeñas maneras inteligentes de la mente de evitar los problemas que encuentra desagradables. El letargo es una especie de apagón del aparato mental, un entorpecimiento de la agudeza sensorial y cognitiva.

Esto puede ser difícil de manejar, porque su presencia es directamente contraria al empleo de la atención. El letargo es justo lo contrario del uso del mindfulness. Sin embargo, el mindfulness es la cura para este obstáculo, y también la herramienta para gestionarlo. Observa el estado de somnolencia cuando aparezca, y fíjate en su extensión o grado. Presta atención a cuándo surge, cuánto tiempo dura y cuándo muere. Lo único especial aquí es la importancia de detectar el fenómeno a tiempo. Si lo dejas empezar, su crecimiento probablemente superará tu poder de atención plena. Cuando el letargo gana, el resultado es el torpor mental o incluso el sueño.

4. Inquietud

Los estados de inquietud y preocupación son expresiones de agitación mental. Tu mente sigue dando vueltas, negándose a conformarse con cualquier cosa, con un componente predominante que es una sensación inestable. La mente salta constantemente. La cura para esta condición es la misma secuencia básica. La inquietud imparte una cierta sensación a la consciencia. Podrías llamarla sabor o textura. Como quiera que la llames, esa sensación inestable está ahí como una característica definible. Búscala. Una vez que la hayas identificado, fíjate en qué grado está presente. Observa cuándo surge, cuánto dura y cuándo se desvanece. Entonces devuelve tu atención a la respiración.

5. Duda

Esta experiencia cuenta con su propia y distintiva sensación en la consciencia. Es la sensación de una persona moviéndose con torpeza a través de un desierto y llegando a una encrucijada sin letreros que indiquen dirección alguna. ¿Qué camino deberías tomar? No hay manera de saberlo. Así que te quedas allí de pie, vacilando. Una de las formas que esto adopta en la meditación es un diálogo interior parecido a algo así: «¿Qué estoy haciendo sentada así? ¿De verdad estoy sacando algo de todo esto? ¡Oh! Claro que sí. Esto es bueno para mí. El libro lo dice. No, eso es una locura. Esto es una pérdida de tiempo. No, no me rendiré. Dije que iba a hacer esto, y lo voy a hacer. ¿O solo estoy siendo testaruda? No lo sé. No lo sé. Simplemente no lo sé». No caigas en esta trampa. Es solo otra de las pequeñas cortinas de humo de la mente para evitar que te des cuenta de lo que está pasando. Para gestionar la duda, simplemente hazte consciente de este estado mental de vacilación como objeto de inspección. Da un paso atrás y obsérvalo. Fíjate en su fortaleza, en cuándo aparece y cuánto tiempo dura. Luego observa cómo se desvanece, y regresa a la respiración.

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