Consejos útiles para la práctica del yoga en el MBSR

El programa de reducción del estrés basado en el mindfulness (MBSR) es abierto y dinámico y su visión incluye otras disciplinas como la del yoga. Por ello, es especialmente estimulante ver cómo desde el mindfulness podemos acercarnos a la práctica del yoga y obtener un beneficio de ambas prácticas que sanan nuestro cuerpo y mente. 

Este fragmento escrito por las expertas Linda Lehrhaupt y Petra Meibert nos aporta una serie de consejos claves para comprender este acercamiento entre yoga y mindfulness.

Practicar yoga no es lograr algo o tan solo preocuparse acerca de cómo realizar los ejercicios. Practicar yoga de manera atenta tiene que ver con ser cada vez más conscientes de nosotros mis­mos y de lo que vivimos en cada momento. Algunas preguntas que nos ayudarán a prestar más atención son las siguientes: «¿Qué está sucediendo ahora?». «¿Qué siento?». «¿Qué percibo?».

Practicamos la consciencia de las sensaciones que experi­mentamos advirtiendo si son cada vez más intensas o más dé­biles. También nos damos cuenta de nuestras reacciones a las sensaciones. Por ejemplo, cuando te observas a ti mismo, ¿te sientes estable y tranquilo? ¿Percibes inquietud y tienes pensa­mientos erráticos? Intenta ser consciente de todo lo que suceda, pero sin modificar, agregar u omitir nada. Puedes advertir, sin embargo, que intentas hacerlo de todos modos. En la medida de lo posible, presta atención a esto como tu práctica, es decir, sencillamente permanecer, en cada momento, con lo que es.

Cuando practicas yoga, es importante respetar lo que es posible para ti en un determinado día.

Si tienes la sensación de que hacer un ejercicio no es bueno para ti o, tal vez, no te resulte posible ese día, entonces no hacerlo es una manera de cuidar de ti mismo.

Insistir en ello sería exactamente lo contra­rio a lo que necesitas. Si decides no efectuar un determinado ejercicio, adopta una postura cómoda, cierra los ojos y lleva a cabo el ejercicio tan a fondo como puedas con el ojo de tu mente. También tienes la opción de modificar el ejercicio y trabajar de acuerdo con tu capacidad. El instructor estará en­ cantado de explorar contigo diferentes alternativas.

Hemos mencionado la idea de que el yoga tiene que ver con explorar los límites, pero ¿cómo exactamente hacemos esto? Por ejemplo, cuando te estiras en una postura, puedes advertir que estás pensando que deberías dejar de hacer el estiramiento. Puedes darte cuenta que te detienes antes de que aparezca cualquier sensación de molestia, o notar que te detienes antes de lo necesario. Por otro lado, también es posi­ble observar que sientes la necesidad de ir más lejos y que, en el intento de conseguirlo, te esfuerzas más allá de lo que es útil o saludable para tu cuerpo. Cultiva la intención de cuidar de ti mismo y considera si es posible abstenerte de seguir el impulso que aparece. A continuación, regresa a la postura de yoga y sigue adelante.

La práctica del yoga nos permite aprender muchas cosas acerca de nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro corazón y aprovechar todas esas lecciones para vivir con plena aten­ción: descubriendo el espacio que existe entre hacer más de la cuenta y hacer demasiado poco, encontramos la manera de hacer justo lo suficiente. De ese modo, aprenderemos a confiar en la sabiduría inherente a la pregunta «¿Cuál es, en mi caso, la mejor manera de hacerlo?».

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