La relación del yoga vinyasa y sus patrones de movimiento con los sistemas óseo, respiratorio y muscular

  • En el contexto del yoga, un buen lugar para comenzar el estudio de la anatomía es el de la observación de cómo los patrones de movimiento dentro del vinyāsa de una postura se relacionan con los sistemas óseo, respiratorio y muscular.

  • El Arte del Vinyasa, escrito por los expertos Richard Freeman y Mary Taylor, estudia con detalle los vínculos anatómicos con la práctica regular del Ashtanga Yoga. 

La escucha atenta del propio cuerpo y el estudio de "sus sistemas" son fundamentales para profundizar en la práctica del yoga.

El sistema óseo

El sistema óseo, el cual se compone de huesos y articulaciones, permite el movimiento y provee tanto un andamio de forma como un marco protector para los tejidos blandos del cuerpo. El tamaño y la forma específicos de los huesos y sus conexiones a las articulaciones a través de los ligamentos (conexiones de hueso a hueso) y tendones (conexiones de músculo a hueso) contribuyen al rango de movimiento e impactan en la alineación correcta para crear la máxima estabilidad dentro de las posturas. Una manera de practicar yoga es visualizar una postura desde la perspectiva del esqueleto axial (la columna vertebral, la caja torácica y el cráneo) o del esqueleto apendicular (las cinturas escapular y pélvica, los brazos y las piernas).

Centrando la atención en el esqueleto axial, con el tiempo podremos sentir la línea de la plomada al imaginar que los huesos de nuestra columna –montados uno encima del otro en una curva en forma de S– proveen fuerza, estabilidad y movilidad para nuestra forma extendida o vertical. La caja torácica recubre los pulmones y se conecta al diafragma; por ende, sentir movimiento en esta área al respirar enriquece mucho nuestra práctica de prāṇāyāma y de movimiento. Visualizar nuestro cuerpo desde la perspectiva del esqueleto apendicular nos otorga un cuenco pélvico y un suelo pélvico sólidos e inteligentes, cuyas conexiones irradian desde el centro del cuerpo hacia el espacio mientras se arraigan en la tierra.

El sistema muscular

El sistema muscular es quizás el sistema más tangible del cuerpo. Efectivamente, podemos ver los músculos cuando se mueven: por ejemplo, cuando movemos los bíceps. Centrar la atención en el carácter, la función y la forma de músculos particulares, y en el modo en que estos se relacionan con los huesos y la respiración, puede «despertar» inmediatamente una postura.

El tejido muscular se compone de células elongadas que varían en su forma y textura (estriadas o planas), según su función. Hay una capa continua de tejido conectivo llamado fascia que envuelve fascículos musculares, músculos individuales y grupos de músculos que nos unen de pies a cabeza. Es fascinante visualizar nuestro movimiento: los músculos que se contraen o relajan en línea con sus fibras, todo en conjunción con la respiración y en relación con los huesos. Este proceso está íntegramente habilitado por la fascia.

El sistema respiratorio

Imaginar y percibir el sistema respiratorio desde la perspectiva del cuerpo tangible, en el contexto de los órganos y de las estructuras involucradas en la respiración (los pulmones, las costillas, el diafragma, etcétera), y también visualizarlo desde el plano del cuerpo más sutil, así como los nāḍīs y el flujo del Prāṇa, tiene un valor inestimable para nuestras prácticas de āsana y prāṇāyāma. Visualizar el flujo de la respiración en nuestros movimientos y en armonía con los otros sistemas del cuerpo es fundamental para practicar yoga de una forma meditativa y unificadora

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