La leyenda del Grial: el viaje espiritual explicado por Jean Shinoda Bolen

Jean Shinoda Bolen explica en este fragmento de su libro Viaje a Avalon en qué consiste la leyenda del Grial y los viajes espirituales.

Viaje a Avalon, Jean Shinoda Bolen.

Tanto una peregrinación como la búsqueda del Grial son viajes externos y experiencias internas al mismo tiempo. Tanto el peregrino como el caballero abandonan sus vidas habituales y parten en busca de algo que echan en falta, no necesariamente sabiendo lo que es. Éste es el caso del Grial. Cuando inicié esta peregrinación con la leyenda del Grial en mente, era consciente de que la historia en sí es bastante esquiva: existen múltiples versiones, interpretaciones y contradicciones, y yo iba a añadir mis propias contribuciones.

Si somos seres espirituales que seguimos un camino humano en lugar de seres humanos que seguimos un camino espiritual, lo cual intuitivamente creo que es cierto, entonces la vida no solo es un viaje, sino también una búsqueda o peregrinación.

Cuando experimentamos momentos sagrados, en la mayoría de los casos no se trata tanto de lugares de la geografía externa como de descubrir rincones espirituales en nosotros mismos. El laberinto como imagen y la leyenda del Grial como historia son metáforas que pueden ayudarnos a ser conscientes de las dimensiones espirituales de nuestra vida personal.

Empecé a pensar que el laberinto de Chartres podía servir como mapa simbólico o metáfora de la peregrinación. Cuando entramos en él, los valores habituales de tiempo y distancia son inmateriales, hemos iniciado un ritual y un viaje donde la transformación es posible; no sabemos si estamos cerca o lejos del centro y no descubriremos su significado hasta que lleguemos a él; el camino de vuelta tampoco está definido y no podemos saber cómo o cuándo podremos regresar al mundo con las huellas de la nueva experiencia vivida hasta que realmente lo hagamos.

En un laberinto no hay callejones sin salida, el camino a menudo se dobla sobre sí mismo, la dirección en que avanzamos cambia continuamente y, si no volvemos atrás ni abandonamos, llegaremos al centro y encontraremos la rosa, la Diosa, el Grial, un símbolo que represente la feminidad sagrada.

Para regresar a la vida cotidiana, debemos recorrer el laberinto de nuevo para salir, viaje que también es complejo porque implica la asimilación de la experiencia y su integración en la consciencia, y eso es precisamente lo que nos cambia.

La leyenda del Grial, con sus múltiples historias y versiones, expresa un misterio humano esencial y contiene una promesa implícita en ella: el potencial de plenitud, sanación y sentido. Es uno de los mitos centrales del segundo milenio del cristianismo, siendo su protagonista un héroe que emprende una búsqueda espiritual. La historia refleja fielmente el viaje psicológico hacia la plenitud que C. G. Jung llamó «individuación», considerada la misión que debe llevarse a cabo durante la segunda mitad de la vida.

Leyendas del Grial, sueños, historias

La mayoría de versiones de la leyenda del Grial que conocemos se escribieron durante los siglos XII y XIII pero, sin lugar a dudas, se inspiraron en tradiciones orales mucho más antiguas. Las leyendas reflejan el espíritu de aquella época en concreto, un período de auge cultural en el que se construyeron las grandes catedrales góticas, se introdujo por primera vez el concepto de amor romántico, el culto a la Virgen María adquirió importancia y las Cruzadas expandieron la consciencia medieval europea mediante el contacto con otras culturas más avanzadas. A pesar de que reflejen una época muy concreta, las historias del Grial también son intemporales, arquetípicas y tan relevantes entonces como ahora.

Por mi profesión de psicoanalista, he escuchado los sueños de la gente durante casi treinta años y he descubierto que leer textos sobre el Grial es como escuchar el relato de un sueño. Si puedes recordar un sueño que hayas tenido y que contenga algo que te confunde, seguramente podrás comprender lo que digo. Cuando escucho a la gente contándome sus sueños o cuando pienso en los que yo he tenido, descubro que están repletos de símbolos (la mayoría desconocidos) que la persona que sueña no comprende de forma consciente. Pero los símbolos forman parte de la historia y la mitología humanas; tienen un significado colectivo que supera los límites del tiempo y la geografía. En los sueños personales de cada individuo, se demuestra la existencia de una fuente colectiva de la que todos nos abastecemos cuando soñamos.

Los artistas y escritores cuyas obras tanto nos conmueven utilizan instintivamente símbolos colectivos. «Sueñan» por nosotros; de su interior surgen imágenes e historias que bien podrían ser las nuestras. Es posible que nos reconozcamos en ellas, de lo contrario sólo sabremos que nos han conmovido. Desde esta perspectiva, los artistas y los escritores son nuestra versión contemporánea de los chamanes, que tienen visiones por toda su tribu. Conectan con un estrato más profundo y lo expresan. Y ese estrato, el inconsciente colectivo, no sólo contiene elementos de la cultura de la época o la experiencia personal de ese individuo, aunque estos dos factores modelan lo que proviene de una fuente intemporal y transpersonal. Esta comprensión ayuda a explicar la emergencia y los contenidos de las leyendas relacionadas con el Grial.

La leyendas sobre el Grial más conocidas fueron escritas por hombres, siendo las versiones más famosas las de Chrétien de Troyes (hacia 1180), Robert de Boron (hacia 1190) y Wolfram von Eschenbach (1207).

De Troyes no terminó la historia del viaje de Perceval, pero existen tres continuaciones dignas de consideración. A pesar de que las leyendas fueron producto de una época y una cultura masculinas, patriarcales y cristianas, estaban repletas de influencias paganas, y probablemente éste fue el motivo de que la Iglesia nunca las aceptara. En estas variaciones de la leyenda del Grial se encuentran referencias y símbolos propios de las mitologías griega y celta, la poesía árabe y la imaginería islámica, las culturas tibetana, egipcia y muchas otras más.

Quien cuenta la historia es quien le da forma. Recordemos la clásica película japonesa Rashomon y el principio que pone de manifiesto. Un hombre es asesinado y una mujer violada, y cuatro personas cuentan lo que ha pasado. Todas las versiones son «verdaderas», sin embargo cada persona cuenta una historia diferente. Siempre es muy importante tomar en consideración quién cuenta un relato, porque la historia puede cambiar radicalmente de una persona a otra.

A pesar de que todas las historias del rey Arturo y los caballeros de la Mesa Redonda tengan determinados puntos en común, la historia puede cambiar si se cuenta desde un punto de vista femenino.

En una versión de la leyenda del Grial, el Grial aparece en Camelot el día de Pentecostés y después desaparece. A continuación los caballeros de la Mesa Redonda deciden partir en su busca. Muchos sufren, muchos no regresan y sólo el puro caballero Galahad lo encuentra. En The Mists of Avalon (Las nieblas de Avalon), el Grial que aparece en Camelot es la copa de la Diosa, el calderón de Cerridwin, y la Diosa actúa a través de la hermanastra de Arturo, Morgana.

Morgana... alzó la copa entre sus manos, viéndola brillar como una gran joya resplandeciente, un rubí, un corazón vivo que latía entre sus manos... Se movió, o tal vez la propia copa se movió, arrastrándola con ella... Oyó un ruido como si muchas alas batieran ante ella, y sintió un dulce olor... El cáliz, dijeron algunos más tarde, era invisible; otros dijeron que brillaba como una gran estrella y provocaba la ceguera de todos los ojos que lo miraban... Cada persona de las que estaban en la estancia halló en su plato todo aquello que más le apetecía comer...

Por unos instantes, Morgana siente el poder de la Diosa que llena su cuerpo y su alma. Sostiene la copa y habla como la Diosa: «Yo soy todas las cosas: virgen y madre y la que da la vida y la muerte. Ignoradme y correréis un grave peligro, vosotros que invocáis otros nombres... sabed que yo son Una». Y entonces la copa, el plato y la lanza, las sagradas insignias de la Diosa, desaparecen y se transportan a Avalon por arte de magia para que los hombres y los sacerdotes que niegan la existencia de la Diosa jamás puedan profanarlas, e inmediatamente los caballeros parten en todas direcciones en busca del Grial.

Esta versión contemporánea de la aparición del Grial en Camelot me hizo reflexionar acerca de las otras historias del Grial que conocía. Yo había interiorizado las historias tal como habían sido contadas por hombres: basándose en las relaciones de los personajes masculinos con el misterioso y sanador Grial. Pero cuando pensé en la doncella que lleva el Grial y el propio Grial como símbolos femeninos, recordé experiencias que yo misma había vivido, experiencias corporales, momentos sagrados que había podido experimentar por mi condición femenina y mediante la presencia física de otras mujeres.

En las leyendas del Grial, el espíritu, el corazón y la mente son los tres caminos representados por los tres caballeros que encuentran el Grial. La posibilidad de experimentar el Grial a través del cuerpo no existe. Las religiones patriarcales siempre han negado que lo sagrado pueda experimentarse a través del cuerpo. Para que el cuerpo pueda volver a considerarse santo, la Diosa (el aspecto femenino de la divinidad) debe regresar, pues solo a través de la consciencia de una Diosa puede percibirse la dimensión sagrada de la materia.

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