Cumplidos verdaderos: un ejercicio mindfulness

En su libro Mindfulness sobre la marcha, Jan Chozen Bays parte de la idea de que el mindfulness no es solo sentarse a meditar, sino una manera de vivir más atentos y conectados con cada momento que pasamos a lo largo del día. En el libro, la pediatra, maestra zen y reconocida autora plantea numerosos ejercicios para desarrollar diversas cualidades, y compartimos aquí uno de ellos que mejorará nuestra manera de relacionarnos con otras personas queridas y nos hará valorar especialmente aquellas personas importantes que nos acompañan en nuestro día a día.

Ejercicio

Una vez al día, piensa en alguien cercano —un familiar, un amigo o un compañero de trabajo— y hazle un cumplido genuino. Cuanto más cercana te sea la persona, mejor, como un hijo o un padre (no cuenta decirle a un extraño en la oficina de correos que te gusta su bufanda). Cuanto más específico sea el cumplido, mejor: «Aprecio la forma en que contestas el teléfono tan alegremente».

Estate al tanto también de cualquier cumplido que te hagan otras personas. Investiga el propósito de los cumplidos y el efecto que tienen en ti al recibirlos.

Recordándote a ti mismo

Pon la palabra «Alabanza» o «Cumplido» en lugares donde la veas durante todo el día.

Descubrimientos

Algunas personas dicen que al principio se resistieron a esta tarea, porque temían que sus comentarios no fueran genuinos. No tardaron en descubrir muchas cosas por las que podían sentirse agradecidas, y pudieron hacer el ejercicio. Algunas se dieron cuenta al realizar esta tarea de que su actitud habitual es crítica, de que solo se percatan y comentan los problemas. La adopción de esta práctica ayudó a resaltar y revertir este estado de ánimo.

Otras personas comentaron que cuando hacían cumplidos, se daban cuenta de que la persona que recibía el cumplido a menudo lo bloqueaba: «Oh, no creo que mis galletas sean tan buenas esta vez». Recibir un cumplido crea vulnerabilidad. Algunas personas pueden haberse vuelto cautelosas con los cumplidos en la adolescencia, cuando no podían estar seguras de si un cumplido era sincero o si estaba diseñado para hacer un chiste. Tal vez, también comenzaron a hacer cumplidos en broma, o a rechazar un cumplido como si fuera una broma para protegerse de una posible situación embarazosa. Una persona contó que sus padres tuvieron que enseñarle cómo recibir cumplidos, aconsejándole: «Simplemente di “gracias”. Eso es todo lo que la otra persona necesita».

Otro hombre describió cómo había estudiado activamente el arte de ofrecer cumplidos porque siempre le habían dado retroinformación negativa mientras se criaba en un hogar de padres alcohólicos. Descubrió que ofrecer cumplidos «aligera las cosas y cambia la energía, tornándola positiva». También observó que sus hijos, cónyuge y empleados parecían florecer cuando les ofrecían cumplidos genuinos.

Hay algunas diferencias culturales en la forma en que se reciben los cumplidos. En estudios realizados en China y Japón, el 95% de las respuestas a los cumplidos fueron diseñadas para negar o desviar los elogios. En Asia es normal rechazar o echarse atrás frente a los cumplidos, ¡porque uno podría ser más humilde! Me falta humildad. Un marido no halagaría a su esposa delante de los demás, no sea que parezca que está alardeando.

La comunicación no violenta, una manera de abordar la resolución efectiva de conflictos, enseña que un cumplido como «Eres tan [adjetivo] ...» tiende a desconectar a las personas. Recomienda centrar los cumplidos alrededor de algo que te haya conmovido, porque este tipo de elogio fomenta un sentido de conexión e intimidad: «Me conmovió cómo te tomaste el tiempo para hornear galletas recién hechas para esta reunión. Gracias».

Este ejercicio de mindfulness nos ayuda a hacernos conscientes de la función y frecuencia de los cumplidos en nuestras relaciones con los demás. Algunos cumplidos parecen genuinos, mientras que otros parecen estar dirigidos a conseguir algo a cambio. Cuando conocemos a alguien por primera vez, o cuando estamos cortejando, se intercambian más cumplidos. Más tarde parece que subestimamos a los que están cerca de nosotros y dejamos de expresar alabanzas, gratitud o aprecio.

Lecciones más profundas

El maestro Zen Dogen escribió: «Deberías saber que las palabras bondadosas surgen de la mente bondadosa, y la mente bondadosa de la semilla de la mente compasiva. Deberías reflexionar sobre el hecho de que ese amable discurso no es solo elogiar el mérito de los demás, tiene el poder de cambiar el destino de la nación».

Las enseñanzas budistas describen tres tonos de sentimientos que experimentamos como reacción a personas, objetos o sucesos: positivo (un sentimiento de felicidad), negativo (un sentimiento de irritación) y neutro (ningún sentimiento positivo o negativo). Cuando sentimos positivamente acerca de una persona, es más probable que transmitamos un tono de sentimiento positivo hacia ella y que le hagamos cumplidos. Por ejemplo, nos inclinamos naturalmente a felicitar a alguien a quien estamos cortejando o a un lindo bebé que aún no se ha transformado en un niño obstinado.

Cuando alguien se convierte en parte del mobiliario de nuestra vida, nos olvidamos de fijarnos en lo que hace, y no se nos ocurre ofrecerle cumplidos. De hecho, solo podemos comentar lo negativo, las cosas que creemos que habría que cambiar. Sin pretenderlo, esto puede acabar transmitiendo una sensación negativa a toda la relación. La práctica de fijarse activamente en lo que una persona hace bien y ofrecer cumplidos genuinos puede añadir nueva calidez, intimidad y capacidad de respuesta a una relación.

Los elogios personales acerca de cualidades temporales o condicionadas, como la belleza, nos hacen sentir un poco incómodos. ¿Por qué es así? Porque sabemos intuitivamente que algunas cualidades, como la belleza física, son fortuitas intersecciones de los genes y las tendencias culturales actuales. No nos esculpimos nuestro hermoso rostro. Es un regalo temporal. Sabemos que, con el tiempo, se convertirá en algo con doble papada y muchas arrugas. Incluso en un año podría acabar siendo «feo». El pelo liso se vuelve popular durante unos pocos años, y las chicas con el pelo rizado pasan horas estirándoselo... y entonces el cabello rizado se pone de moda.

La mayoría de las cosas por las que recibimos cumplidos son temporales: una figura delgada, capacidad atlética e incluso inteligencia. Rara vez son cualidades que nos hayamos ganado. Esta es la razón por la que los mejores cumplidos se basan en la apreciación de cómo te hizo sentir una persona.

Bajo las cualidades temporales que recogen los elogios se encuentra nuestra verdadera naturaleza. En el budismo, esto se llama naturaleza búdica; en otras religiones se llama naturaleza divina. Es nuestra esencia. No se basa en sentimientos, características físicas ni en ningún tipo de comparación. No puede ser inflada por elogios o disminuida por la crítica. No hay nada que puedas hacer para aumentarla, ni nada que puedas sustraerle. No importa lo que hayas hecho mal o bien, no importa lo que te hayan hecho, permanece intacta. No aumenta al nacer ni disminuye al morir. Es el Eterno expresándose como tú.

Palabras finales: las palabras amables son un regalo. Crean riqueza en el corazón.

Anterior
Anterior

¿Tenían Mozart o Einstein cerebros privilegiados?

Siguiente
Siguiente

¿Qué quiere decir ser sexy? Responde William von Hippel a través de la ciencia evolutiva